domingo, 16 de marzo de 2008 | By: Cafeína

Patriotismo extranjero

Mi ordenador sufrió el frío del invierno y tuve que llevarlo al médico, esa persona que te cobra una pasta no por tocar un cable, sino por saber qué cable tocar (que jodío!!).
Así que, sin mi compañero inseparable, decidí marcharme pa' mi tierra.
Lo que más me sorprende cuando aterrizo es... ¡que todo el mundo habla castellano! Es absurdo, pero cuando pasas tus días rodeada de francés el simple hecho de oír algo que no tienes que esforzarte por comprender es alentador. Cuando me paseo por Lille las conversaciones alrededor mío me son completamente ajenas. Para comprender algo, tengo que poner el oído e interesarme, así que pasearme es más un ejercicio de miradas que de oído. En España, todo se mezcla. En el metro, en el bus, en la calle; oídos y vista van "a todo trapo" porque, sin prestar apenas atención, todo fluye.
Otra de las cosas que hago en cuanto aterrizo es mirar a la gente. Aunque el avión llega a una ciudad que no es la mía y en los aeropuertos hay de todo menos autóctonos yo busco gente conocida. Cuando llegué a Francia me pasó lo mismo; me parecía ver gente conocida por todas partes cuando en realidad... era prácticamente imposible.
Nunca he sido de las de ¡Que viva España! ni las de las que piensa que es el mejor país del mundo. Desde (casi) siempre he querido vivir fuera al menos un tiempo y conocer nuevas culturas y, en cuanto puedo, me escapo a "ver mundo", sin embargo, desde que vivo en Francia me ha surgido una vena patriótica. La misma que me hace ponerme contentísima cuando veo un camión español en la autopista y me entran ganas de darle al claxon como una loca, aun consciente de que con mi matrícula francesa piense el sr conductor que pretendo agredirle. La misma que me hace sonreír y respirar profundo en cuanto bajo del avión. La misma que me hace traer galletas María (gracias papi!), Cola-Cao y Nocilla cada vez que vengo.
Y es que quizá (y sólo quizá) no sea el mejor país del mundo pero a mi, desde que estoy aquí, como que me tira la terreta oye...

4 comentarios:

Mara Jade dijo...

Hola! Antes de nada agradecer tu comentario y que leas mi blog.

Gracias a tu "valor" para escribir el comentario, ahora he fichado tu blog. Así que con tu permiso voy a echarle un vistazo.

No me extraña que eches de menos España, yo no he vivido en Francia pero el poquísimo tiempo que pasé allí no es que los autóctonos fueran muy amables y simpáticos.

:-D

Anónimo dijo...

un poco de comodidad, pero en el buen sentido, sí que es. que como en casa no estamos en ningún sitio. la cuestión es dónde ponemos nuestra casa :)

me absolutamente encanta la canción de the do!

Anónimo dijo...

Es lo que pasa siempre....
Que salimos... queremos volver; que no salimos: siempre miramos el mapa:
Si nos hace ilusión un CD, al poco de oirlo ya nos hemos cansado, y así siempre
Me encanta volver a casa y ver a mi familia, pero ya tengo mi otra casa, con mis cosas, con mi espacio; y sus pequeñas costumbres ya no coinciden muchas veces con las mías, sus horarios, su velocidad al comer, sus discusiones, y cuando estoy allí me gusta volver

Y así, pues es todo mejor.

Pero lo que he descubierto es que de vez en cuando y, mientras pueda, tambien me gusta "estar" de hija en casa de mis padres, y creer que reconozco las caras por la calle ( cosa comno tu dices imposible) pero que pasa siempre que salgo de la ciudad donde vivo

Animo,que te pase todo eso, en el fondo, es un privilegio

Cafeína dijo...

Me hace gracia q tod@s hayais pensado en la morriña (l@s q dejáis comentarios y l@s q mandáis mails). No es algo nuevo, tampoco sé si es morriña, yo lo interpreto más bien como un ataque de patriotismo. ¿Morriña? Sí q la hay!! Pero se espera al mto en q me digáis q hace un sol espléndido mt yo me arrugo como una pasa con el frío. Ahí SÍ tendré morriña!!
Bicos a tod@s