jueves, 2 de abril de 2009 | By: Cafeína

Y, por fin, ÉL

Hoy, cuando me he levantado y te he visto, mi mundo ha cambiado de color.

Me he vestido y he bajado las escaleras deprisa para abrir la puerta y sentirte.
Me hubiese gustado, aunque sabía que no podía, abrir los brazos y lanzarme en un caluroso abrazo hacia ti. Después de todo un invierno sin verte (¡ni una sóla vez!); la espera ha sido demasiado larga. Y aunque he tenido que encerrarme todo el día, he podido adivinarte entre las rendijas de mi ventana y el saber que estabas fuera, esperándome, ha hecho mi jornada corta y cantarina.

Sabía que tu presencia era indispensable y que los últimos meses habían sido largos sin ti, pero no me había dado cuenta de cuánto me faltabas, hasta hoy.

Espero que te quedes...al menos unos días más.