Y, por fin, ÉL
Hoy, cuando me he levantado y te he visto, mi mundo ha cambiado de color.
Me he vestido y he bajado las escaleras deprisa para abrir la puerta y sentirte.
Me hubiese gustado, aunque sabía que no podía, abrir los brazos y lanzarme en un caluroso abrazo hacia ti. Después de todo un invierno sin verte (¡ni una sóla vez!); la espera ha sido demasiado larga. Y aunque he tenido que encerrarme todo el día, he podido adivinarte entre las rendijas de mi ventana y el saber que estabas fuera, esperándome, ha hecho mi jornada corta y cantarina.
Sabía que tu presencia era indispensable y que los últimos meses habían sido largos sin ti, pero no me había dado cuenta de cuánto me faltabas, hasta hoy.
Espero que te quedes...al menos unos días más.
Me he vestido y he bajado las escaleras deprisa para abrir la puerta y sentirte.
Me hubiese gustado, aunque sabía que no podía, abrir los brazos y lanzarme en un caluroso abrazo hacia ti. Después de todo un invierno sin verte (¡ni una sóla vez!); la espera ha sido demasiado larga. Y aunque he tenido que encerrarme todo el día, he podido adivinarte entre las rendijas de mi ventana y el saber que estabas fuera, esperándome, ha hecho mi jornada corta y cantarina.
Sabía que tu presencia era indispensable y que los últimos meses habían sido largos sin ti, pero no me había dado cuenta de cuánto me faltabas, hasta hoy.
Espero que te quedes...al menos unos días más.
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